Fonte: Boletín Boca A Boca – Articulación Feminista Marcosur
La lucha por el derecho a la tierra se visibilizó este 8M en Argentina a través de una mujer campesina que es hostigada para dejar el lugar que habita hace décadas.
Es lunes 8 de marzo y en distintos puntos del mundo nos preparamos para movilizarnos por el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. En Córdoba, Argentina, se acercan las seis de la tarde y a contraluz del sol flamea la bandera del Movimiento Campesino de Córdoba y el Movimiento Nacional Campesino Indígena: “Ni la tierra ni las mujeres somos territorios de conquista”. Junto a la frase, una ilustración con la cara de Ramona Orellano, ejemplo de lucha y resistencia popular.
La movilización comienza y se ven más carteles con otras frases que mencionan a esta mujer de casi 95 años. ¿Por qué? Los primeros días de marzo, dos empresarios del agronegocio reclamaron lo que no les pertenece: las tierras de Ramona y su familia, 150 hectáreas en el Paraje Las Maravillas, en pleno monte nativo del norte cordobés.
Emma del Valle Mercado, Jueza de Primera Instancia Civil y Comercial, dio lugar al pedido de los productores agropecuarios Juan Carlos y Edgardo Héctor Scaramuzza, e inició la solicitud de desalojo para sacar a Ramona y su familia de sus tierras, a pesar de contar con pruebas que demuestran su posesión ancestral.
¿Quién es Ramona Orellano?
El 6 de abril Ramona cumplirá 95 años. Toda su vida habitó un campo en el paraje Las Maravillas, cercano a las localidades de Sebastián Elcano y San José de la Dormida, a 190 km de Córdoba capital. Esas tierras pertenecen a su familia desde hace mucho tiempo, y llevan décadas intentando privarla de su derecho.
A mediados de los años ‘80, los productores agropecuarios antes citados engañaron a Ramona para que firmara un convenio de desocupación sin asesoría legal.
Desde que comenzó el conflicto, el sistema judicial anotó a Ramona con el apellido de su esposo, Bustamante, para cuestionar su posesión legítima y ancestral de tierras, además de obstaculizar cada vía de posible entendimiento. Ramona sufrió violencia en cada dependencia en las que buscó que su reclamo fuera escuchado.
El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) denunció que hace 40 años estos hermanos productores vienen hostigando a la familia para sacarle sus tierras. Estos empresarios, que forman parte de la Federación Agraria, intentaron convencerla mediante engaños para que dejara su casa en varias ocasiones.
A finales del 2003, a sus 70 años, Ramona y su familia sufrieron el primer desalojo. En 2004, su casa fue destruida con una topadora, mataron a sus animales y contaminaron con gasoil el pozo de agua del cual se proveía la familia.
Luego de meses viviendo al costado de un camino, Ramona y su hijo Osvaldo pudieron instalarse nuevamente en el monte, donde tienen su huerta, cosechan algarroba, tunas y verduras, crían aves de corral, ganado ovino y caprino, y producen quesos.
En 2013, los hermanos Scaramuzza iniciaron un nuevo juicio en el que intervinieron la Defensoría del Pueblo, la Secretaría de Derechos Humanos y la Secretaría de Agricultura Familiar provinciales, porque nunca hubo dudas de que las tierras le correspondían a Ramona por posesión ancestral, pero la justicia usualmente beneficia al poderío rural-empresarial.
A principios de marzo la amenaza de desalojo volvió a aparecer. Organizaciones campesinas emitieron un comunicado exigiendo al gobernador de la provincia de Córdoba una respuesta concreta al caso de Ramona, pidiendo la expropiación de los terrenos con la propuesta de crear la Reserva de Vida Campesina Ramona Orellano de Bustamante. El pedido incluye que en la Ley de Agricultura Familiar provincial se incorpore la prohibición de desalojos, tal como lo contempla la ley nacional sancionada en 2014.
La trascendencia de la lucha de Ramona: 20 años de resistencia
El derecho a la tierra es un derecho humano y colectivo. Desde hace años el modelo agroexportador en Argentina privó a centenares de personas del acceso, control y uso de la tierra, realizando expropiaciones de tierras y desalojos violentos e ilegales. La prioridad está puesta en el desmonte para el monocultivo, sobre todo de soja y maíz transgénico, la utilización de agrotóxicos y fumigaciones, y la destrucción de la naturaleza sin ninguna consideración ambiental ni de salud.
Desde el violento desalojo sufrido hace casi 20 años, Ramona es ejemplo de resistencia para muchas otras acciones que se llevaron adelante en distintas zonas campesinas. Ejemplo de ello es un grupo de mujeres organizadas que, en 2019, instalaron una carpa en el pueblo de Sebastián Elcano durante casi 70 días para frenar máquinas fumigadoras y exigir que los productos químicos tóxicos no se utilicen en las cercanías del pueblo. Junto a sus compañeros, controlaban el ingreso de las máquinas que se movilizaban durante todo el día, incluso en la noche.
Ramona siempre acompaña otras causas de privación de derechos y su caso fue reconocido en el mundo.
El reconocimiento a la lucha de Ramona
El 17 de abril de 2019, Día Internacional de la Lucha Campesina, el Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba otorgó el premio “José María Aricó” 2018 a Ramona. Este reconocimiento es entregado a personas que contribuyen al desarrollo del pensamiento, la acción transformadora y la democratización de la cultura y la política.
Dentro de los fundamentos, la resolución N° 450/2018 aclara: “En nuestra provincia, la emergencia ambiental se halla en un punto por demás crítico, al poseer una de las mayores tasas de deforestación del continente, que agudizan problemas existentes y exponen a los productores campesinos a la violencia y el despojo”.
Este premio ayudó a visibilizar la lucha campesina y originaria en nuestro país: a través de Ramona se reconoce a las mujeres organizadas que defendemos nuestro derecho a la tierra y al hábitat, y que este 8M reafirmamos: “Ni la tierra, ni las mujeres somos territorios de conquista”.
Es lunes 8 de marzo y en distintos puntos del mundo nos preparamos para movilizarnos por el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. En Córdoba, Argentina, se acercan las seis de la tarde y a contraluz del sol flamea la bandera del Movimiento Campesino de Córdoba y el Movimiento Nacional Campesino Indígena: “Ni la tierra ni las mujeres somos territorios de conquista”. Junto a la frase, una ilustración con la cara de Ramona Orellano, ejemplo de lucha y resistencia popular.
La movilización comienza y se ven más carteles con otras frases que mencionan a esta mujer de casi 95 años. ¿Por qué? Los primeros días de marzo, dos empresarios del agronegocio reclamaron lo que no les pertenece: las tierras de Ramona y su familia, 150 hectáreas en el Paraje Las Maravillas, en pleno monte nativo del norte cordobés.
Emma del Valle Mercado, Jueza de Primera Instancia Civil y Comercial, dio lugar al pedido de los productores agropecuarios Juan Carlos y Edgardo Héctor Scaramuzza, e inició la solicitud de desalojo para sacar a Ramona y su familia de sus tierras, a pesar de contar con pruebas que demuestran su posesión ancestral.
¿Quién es Ramona Orellano?
El 6 de abril Ramona cumplirá 95 años. Toda su vida habitó un campo en el paraje Las Maravillas, cercano a las localidades de Sebastián Elcano y San José de la Dormida, a 190 km de Córdoba capital. Esas tierras pertenecen a su familia desde hace mucho tiempo, y llevan décadas intentando privarla de su derecho.
A mediados de los años ‘80, los productores agropecuarios antes citados engañaron a Ramona para que firmara un convenio de desocupación sin asesoría legal.
Desde que comenzó el conflicto, el sistema judicial anotó a Ramona con el apellido de su esposo, Bustamante, para cuestionar su posesión legítima y ancestral de tierras, además de obstaculizar cada vía de posible entendimiento. Ramona sufrió violencia en cada dependencia en las que buscó que su reclamo fuera escuchado.
El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) denunció que hace 40 años estos hermanos productores vienen hostigando a la familia para sacarle sus tierras. Estos empresarios, que forman parte de la Federación Agraria, intentaron convencerla mediante engaños para que dejara su casa en varias ocasiones.
A finales del 2003, a sus 70 años, Ramona y su familia sufrieron el primer desalojo. En 2004, su casa fue destruida con una topadora, mataron a sus animales y contaminaron con gasoil el pozo de agua del cual se proveía la familia.
Luego de meses viviendo al costado de un camino, Ramona y su hijo Osvaldo pudieron instalarse nuevamente en el monte, donde tienen su huerta, cosechan algarroba, tunas y verduras, crían aves de corral, ganado ovino y caprino, y producen quesos.
En 2013, los hermanos Scaramuzza iniciaron un nuevo juicio en el que intervinieron la Defensoría del Pueblo, la Secretaría de Derechos Humanos y la Secretaría de Agricultura Familiar provinciales, porque nunca hubo dudas de que las tierras le correspondían a Ramona por posesión ancestral, pero la justicia usualmente beneficia al poderío rural-empresarial.
A principios de marzo la amenaza de desalojo volvió a aparecer. Organizaciones campesinas emitieron un comunicado exigiendo al gobernador de la provincia de Córdoba una respuesta concreta al caso de Ramona, pidiendo la expropiación de los terrenos con la propuesta de crear la Reserva de Vida Campesina Ramona Orellano de Bustamante. El pedido incluye que en la Ley de Agricultura Familiar provincial se incorpore la prohibición de desalojos, tal como lo contempla la ley nacional sancionada en 2014.
La trascendencia de la lucha de Ramona: 20 años de resistencia
El derecho a la tierra es un derecho humano y colectivo. Desde hace años el modelo agroexportador en Argentina privó a centenares de personas del acceso, control y uso de la tierra, realizando expropiaciones de tierras y desalojos violentos e ilegales. La prioridad está puesta en el desmonte para el monocultivo, sobre todo de soja y maíz transgénico, la utilización de agrotóxicos y fumigaciones, y la destrucción de la naturaleza sin ninguna consideración ambiental ni de salud.
Desde el violento desalojo sufrido hace casi 20 años, Ramona es ejemplo de resistencia para muchas otras acciones que se llevaron adelante en distintas zonas campesinas. Ejemplo de ello es un grupo de mujeres organizadas que, en 2019, instalaron una carpa en el pueblo de Sebastián Elcano durante casi 70 días para frenar máquinas fumigadoras y exigir que los productos químicos tóxicos no se utilicen en las cercanías del pueblo. Junto a sus compañeros, controlaban el ingreso de las máquinas que se movilizaban durante todo el día, incluso en la noche.
Ramona siempre acompaña otras causas de privación de derechos y su caso fue reconocido en el mundo.
El reconocimiento a la lucha de Ramona
El 17 de abril de 2019, Día Internacional de la Lucha Campesina, el Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba otorgó el premio “José María Aricó” 2018 a Ramona. Este reconocimiento es entregado a personas que contribuyen al desarrollo del pensamiento, la acción transformadora y la democratización de la cultura y la política.
Dentro de los fundamentos, la resolución N° 450/2018 aclara: “En nuestra provincia, la emergencia ambiental se halla en un punto por demás crítico, al poseer una de las mayores tasas de deforestación del continente, que agudizan problemas existentes y exponen a los productores campesinos a la violencia y el despojo”.
Este premio ayudó a visibilizar la lucha campesina y originaria en nuestro país: a través de Ramona se reconoce a las mujeres organizadas que defendemos nuestro derecho a la tierra y al hábitat, y que este 8M reafirmamos: “Ni la tierra, ni las mujeres somos territorios de conquista”.