Fonte: Boletín Boca A Boca – Articulación Feminista Marcosur.
¡Nos siguen matando! Quemadas, estranguladas, acuchilladas, baleadas y golpeadas. 99 mujeres fueron asesinadas entre enero y julio de 2019, según un informe del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP).
Las noticias sobre feminicidios en el Perú son el pan de cada día para los medios de comunicación. Cada dos o tres días se reporta la muerte de una mujer por violencia de género, cifra que demuestra la sociedad profundamente patriarcal en la que vivimos.
Comenzamos el año con el feminicidio de Clorinda Laura Bonifacio, mujer de 49 años que fue asesinada por su pareja. Ella fue la primera de las casi 100 víctimas de una cultura machista y de un Estado ausente, cómplice de la violencia de género.
Junio fue el mes que registró la mayor cantidad de casos, con un total de 19 feminicidios: más del doble que el mismo periodo del año anterior, que registró 8.
Seis regiones nuclean más del 86% de los casos de feminicidio: Lima Metropolitana, Puno, Junín, Cusco, La Libertad y Callao. Casi todas las víctimas fueron mujeres de entre 18 y 59 años de edad.
El informe del MIMP indica que los agresores forman parte del círculo cercano de la víctima. En el 48% de los casos el feminicida era la pareja y en el 17% la ex pareja; hombres que decidieron culminar con la vida de decenas de mujeres que concibieron como su propiedad.
Lamentablemente, la creencia en la subordinación del género femenino al masculino sigue siendo normalizada por la sociedad y lo muestran también las altas cifras de tentativas de feminicidio: entre enero y julio, 232 mujeres acudieron a los servicios de atención de violencia del Estado para denunciar que estuvieron a punto de perder la vida en manos del machismo.
Estas perturbadoras cifras solo visibilizan la urgente necesidad de seguir trabajando para la eliminación de la violencia contra la mujer. Una labor que debe ser ejecutada de forma transversal desde todos los sectores del Estado, con la implementación de políticas de prevención, de acompañamiento a las víctimas y su acceso a la salud y el perfeccionamiento de las leyes existentes para habilitar la rehabilitación de los agresores.
Las mujeres tenemos derecho a una vida libre de violencia y es deber del Estado peruano garantizar la protección de nuestros cuerpos. Un Estado que muchas veces protege a los agresores y revictimiza a las mujeres, quitándoles el derecho a vivir.
Imagen: Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán.